Te cuento un poco  MI HISTORIA.


Hace algunos años justo el día que cumplí 30 años, me miré al espejo y no me reconocí.


Luego de muchas situaciones estresantes en mi vida, guardias nocturnas con pocas horas de sueño, el alimentarme mal con lo primero que encontraba y olvidarme por completo de mí y de lo que me hacía feliz,  noté que había envejecido precozmente.


En ese momento, comencé a enfermarme de todo sin causa aparente, tanto así que después de realizarme todos los estudios de screening posible, y una vez que se descartó lo peor, mis propios colegas me dijeron que no había ningún fallo orgánico ni tampoco ningún diagnóstico letal, por lo que seguramente se trataba de estrés y que evidentemente ya mi cuerpo había atravesado la barrera de la edad adulta con lo que eso implicaría de ahora en adelante.


Esta sentencia era irreversible, pero no dejaba de darme vuelta en la cabeza que «debía existir alguna manera de revertir esto«.


Me sentía incoherente, porque justo dedicándome a la Cirugía Plástica y la Medicina Estética y ayudando a otras personas a verse y sentirse bien, tenía los conocimientos teóricos para rejuvenecer, pero algo de esa teoría esta fallando.


LA REALIDAD ERA QUE …

Sabía que tenía que haber algo más. Aprendí a tratar las arrugas, la flacidez y los signos de envejecimiento en las personas, pero una vez que ya se habían presentado, pero sólo a nivel visual. Venía tratando pacientes con éxito en mi consulta y conocía muy bien las técnicas para «enmascarar» el paso del tiempo en un rostro, pero lo que quería lograr realmente era buscar la manera de prevenir los signos asociados con la edad y en algunos casos revertir biológicamente estos cambios.

Allí fue cuando comencé con una búsqueda incansable de lo que la ciencia había comprobado como realmente efectiva para lograr el rejuvenecimiento, y dándome cuenta en mi propio cuerpo que necesitaba hacer cambios radicales en mi estilo de vida, comencé con este reto personal de crear mi propio programa de rejuvenecimiento.


¿CÓMO EMPEZÓ TODO?


Empecé por un plan de 28 días porque es el tiempo mínimo que necesita nuestro cerebro para incorporar un nuevo hábito, el número de días que en promedio que le toma a la piel regenerarse y muchos ritmos circadianas de nuestro cuerpo se regulan en ese tiempo, como el ciclo menstrual en la mujer por ejemplo.


Es allí como surgió mi Método ABCD, que es un acrónimo de los cuatro pilares que considero fundamentales para rejuvenecer de adentro hacia afuera: 


1. Alimentación


2. Bienestar


3. Cuidados diarios 


4. Detox


Lo apliqué en mí y funcionó a la perfección ya que logré reducir mi edad biológica, y a partir de momentos he asesorado a cientos de pacientes cómo lograr lo mismo con resultados impresionantes.


Es así que logré compaginar mi pasión con mi filosofía de vida y ayudar a muchas personas a vivir más y mejor.